martes, 2 de agosto de 2011

Caracoles.

Como un acuario.
16 de Diciembre 2009.
Comentario en "Blog"

Caracoles.

Me fascinan los caracoles. Me encantan por su cualidad de desplazarse a la atronadora y escandalosa velocidad de la nada. De sus desplazamientos de lentitud ensordecedora e impaciente que engañan nuestros tontos sentidos.

Creemos, o creemos creer, que no es otra cosa que estar en el error. Que los caracoles son lentos, nada mas lejano de la verdad. Es solo cierto que nuestros limitados sentidos lo perciben así. Pero la verdad es que los caracoles son rapidísimos, velocísimos, hiperquineticos e hiperbólicos, desafiantes de la velocidad limite de la naturaleza, que no es otra que la de luz. Son tan rápidos que atraviesan el espacio, la galaxia, el grupo cósmico local y este pedazo del universo en el que tenemos a bien vivir, en una fracción de segundo, escapando incluso de esos minúsculos voraces que son las singularidades de Penrosse; Los agujeros negros.

Y así, después de haber atravesado el cosmos, regresan al lugar de partida, para descansar por breves segundos y para afianzarse a la realidad antes de volver a catapultarse de nuevo hacia el universo en su loca y veloz carrera. Es durante esos breves momentos que el caracol aterriza ligeramente y progresivamente desfasadocada del lugar de partida y por eso nos parece que avanzara lento, con babeante demora. Pero no nos dejemos engañar. Que el caracol tiene prisa, mucha. Prisa de llegar al único lugar y momento que realmente vale la pena vivir. Y eh aquí que ese lugar no es otro que aquí, y ese momento no es otro mas que el ahora.

Les admiro, caracoles por su necedad relampagueante de vivir a toda velocidad cada lugar y cada momento, eso si, a la vertiginosa velocidad de la lentitud atronadora y escandalosa, algo resbaladiza; Babeante.

Como un acuario.
21 de febrero 2011
Comentario en "Blog"

Caracoles.

A veces, a veces creo que nos soy persona, homínido, antropoide superior y hasta donde se Homo Sapiens sapiens, región cuatro, de etiqueta reiterativa. Lo se, a veces lo dudo.
Muchas veces me he sentido pesado, agobiado, cargando a mis espaldas un peso inconmensurable, el de las cargas y responsabilidades, el del museo de la memoria y la pesada y traumática biblioteca de las experiencias. Con el peso lastrante de las frustraciones y de los proyectos acariciados y nunca realizados, las negras y pesadas cadenas de los deseos y el lastre de las ambiciones. Así cargado, con esta pesada concha a mis espaldas avanzo lentamente, reptando, babeante, por este camino que llamamos vida y creo, o creo creer, que me parezco cada vez mas a esos moluscos gasterópodos, invertebrados, de reptante, baboso y húmedo movimiento. Es decir como si de un Caracol se tratara. Pero a diferencia de ellos yo soy lento, errático, no decidido e hiperquinetico, como lo son los caracoles por naturaleza. A pesar de eso, a veces, solo a veces me gustaría encontrar alguien con quien compartir el peso que me curva la espalda y como como no, recibir con gusto lo que los otros me ofrezcan, para enriquecer mi bagaje y diversificar los pesos y ayudarme a ser mas llevadera esta existencia, que pasa lenta y paciente, a paso constantemente lento y húmedo, babeante, en espiral de caracol.

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