jueves, 11 de agosto de 2011

Aída

Como un Acuario.
06 de Octubre del 2009.
Comentario en "Blog".

Aída.

Y cuando Aída despertó, su cama, su casa, la ventana, el sol y las estrellas así como la horrible realidad aún estaban ahí.

Y cuando despertó, Aída descubrió que su máquina de escribir se había convertido en un monstruoso y gigante insecto, que le susurraba ordenes en una inexistente oreja a Gregorio Samsa. El cual, visiblemente emocionado, hacia vibrar sus transparentes alas bajo el negro y brillante caparazón. ¿Acaso Gregorio no estaba de viaje en interzona? Se cuestiono Aida. ¿O tal vez el cuadro que se desarrollaba ante ella no era mas que una alucinación generada por el polvo de la carne negra del cien pies acuático gigante del amazonas, que acababa de consumir? Se dispuso a hundirse, dormitando, en las insondables y tibias profundidades de la almohada mientras su cama empezó a reptar por las paredes y el techo, arrastrando sus delgadas y peludas patas, haciendo un leve chirrido metálico. ¿No sé? Pensó. Tal vez el doctor Ben Jay tendría una explicación razonable. Se decía a ella misma mientras era devorada por la húmeda y tibia obscuridad que moraba dentro de las blandas fauces del colchón.


Con perdón de Kafka, Monterroso y Burroughs.

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