domingo, 5 de julio de 2015

Para K.P.

5 de Julio 2015.
Anecdota.
Correo electrónico.

Embrujo 2:

Esto es, crealo o no, el relato de una anecdota. Parece ser, que a
regresado, o tal vez a llegado, otro espiritu, fantasma, demonio o
malefecio, decidido a asentarse nuevamente en mi cuartoy hacer de este su morada. Ya habia
pasado algún tiempo desde que un ser incorpóreo se dedicara a
atormentarme y a divertirse conmigo, caminando con pasos pesados y
sonoros durante la noche alrededor de mi cama y ocasionalmente, a
sentar su fría e incorpórea figura en el borde de esta, justo lo
suficiente para dejarme sentir su peso inmaterial y percibir su frío
atravesando el calor de las cobijas, murmurandome mi nombre al oido y
deslizando su gelida mano sobre mi rostro en la negritud obscura de mi
cuarto nocturno. Espiritu este, que de vez en cuanto se subiera  sobre
mi y me descobijara mientras su voz de mujer, por que estoy seguro; Que
era mujer. Me hablara en un murmullo bajo y frío mientras perfilaba mi
nombre en la obscuridad, "Dime tu nombre, y que quieres de mi...Pues
debes de saber que yo solo temo y soy esclavo de los dioses o
espiritus de los que conozco en nombre." Le apostrofe un dia, harto,
en la obscuridad de la noche, pues se que aun los dioses protegen con
celo su nombre, como aquella deidad de las tribus del desierto, y que
libro a los por el elegidos de las labores en las tierras del faraón
Ramses y que solo, en la confianza de la platica de entre amigos,
confío su nombre en el monte Sinaí a Moises, y que fue hasta ese
momento que revelo su nombre que se escribe con consonantes, y que nadie sabe a ciencia cierta como se pronuncia, pues esta
deidad nunca había comunicado su nombre a persona alguna, pues conocer
el nombre es poseer un poco de lo que se nombra y poder embrujar y
hechizar lo que de nombre se conoce. Así pues yo estaba, incorporado
y miope en la obscuridad del cuarto apostrofando, no, demandando saber
el nombre de aquella que me atormentaba, pero de nombre, u otra cosas
solo recibí como respuesta el silencio de la obscuridad nocturna,
después de esto, ya nada supe de ella, por que era ella, estoy seguro,
pues su voz fria y mano de pulso polar la delataban.

Hace poco, me desperte sobresaltado, de un salto prendi la luz para
observar con ojos miopes la realidad desenfocada de mi recamara ya
iluminada, algo todabia caminaba sonoramente por la habitacion,
recorriendo lentamente el borde de mi cama despues de haberme gritado
al oido, claramente, con un eco cavernoso, mi nombre. Y allí estaba
yo, ahí, solo, incorporado en la cama, teniendo un copioso sudor frio,
de agua lejana, del distante océano polar, y que me reptaba a grandes
gotas por la geografia de mi espina dorsal del Polo norte al Polo sur.
No hace falta decir que esa noche me costo mucho conciliar el sueño,
acostado en la cama, con el rostro tapado por las cobijas, intentando
encontrar en ellas, infructuosamente, el calor que habían perdido,
incrustando mi cuerpo en el colchon y mi cabeza en las almodas
buscando en ellas el descanso y el sueño, que ya no estaban mas allí,
que tal vez ya habian huido, aterradas, al verse frente a la presencia
de este intransigente e impertinente espiritu nocturno de visitas
inoportunas. Despues de esta noche la calma retorno a mi cuarto
nocturno, me eh intentado convencer de que esta experiencia es, fue,
solo un sueño, uno malo, una pesadilla, de esas, de las que los neuro
- psiquiatras dicen que es una experiencia atavica firmemente clavada
en nuestros genes y que reflejan cundo aquella lejana Eva y aquel
distante Adan, deambulaban negros y peludos y hominidos por las costas bajas del
cuerno y de Africa donde eran presas nocturna de todo tipo de
depredadores. Tal vez sea cierto y este sueño no es algo mas que un
reflejo onirico que me indica que de noche debo de estar alerta y huir
de los chacales, las hienas y los leones que deambulan en las llanuras
del Serengeti, pero, yo estoy aqui, llaciente, en mi cueva de
concreto, tabicón y ladrillo naranja, con fogatas de focos
ahorradores, ninguna pintura rupestre decora el blanco techo tiroteado
de mi recamara y no cubro en mi cama con una piel de mamut o leopardo.

Soy paciente y e esperado, durante varios dias me costo conciliar el
sueño, no voy a mentir, durante algún tiempo llegar al  momento de
acostarme me causaba inquitud el hecho de llacer en esta cama
desprovista de ese sueño que aparentemente huyo horrorizado, me causaba
una leve anciedad. Pero, aparantemente, todo volvio a la normalidad, y
el descanso y el sueño volvieron a ocupar su lugar y su espacio y
volvieron a asentarse, comodamente en las almoadas y en las sabanas,
ya ahora tibias nuevamente. Todo me hubiera hecho creer que lo
sucedido no era mas que un mal sueño, un desdichado y aislado
incidente nocturno, una anécdota jocosa para contarle a los amigos al
calor de una copa, si no fuera por que ayer, en la noche, mientras el
cielo se desplomaba sobre la casa en forma de un aguacero pertinaz que
parecia mas bien un ensallo de ese diluvio universal que borro de la
faz de la tierra a los unicornios y los dragones, una voz masculina,
terrible y cabernoza grito mi nombre en mi oido mientras me
aprisionaba en un gelido abrazo asfixiante. Tan pronto como pude
recurri a mi frace de exorcimo:  "Dime tu nombre, y que quieres de
mi...Pues debes de saber que yo solo temo y soy esclavo de los dioses
o espiritus de los que conozco en nombre", despues de lo cual nada
paso, solo el ruido de los pasos alrededor de mi cama mientras la
lluvia caia sobre el techo de mi casa.

Ahora estoy nervioso, intranquilo preocupado, lentamente anochece y
este día da paso a la noche, rítmicamente el segundero se mueve el la
carátula de mi reloj y todo indica que inexorablemente se acerca la
hora de dormir, de yacer  y habitar la cama para, eso creo yo,
descansar,  pero la incertidumbre me acongoja. ¿Y si este espíritu
impertinente decide decirme su nombre real y verdadero? ¿No me quedara
de otra que temerle y ser esclavo de el y de mi miedo nocturno? Esas
expectativas no me aterran, no señor, pero me preocupan y me
intranquilizan, tanto o mas que el día por venir. Así que se hace de
noche y yo espero, y tal vez, tal vez...Oiga.