lunes, 22 de abril de 2019

Regresar de entre los muertos.

Regreso.

(22.04.19)

Ya hace tiempo que morí. El trabajo y las responsabilidades me han quitado la vida, me han vuelto un cadáver andante pero bastante eficiente que sacrifica su fuerzas de siete a siete  ante este dios del trabajo que es exigente e insaciable. Deambulo por la vida muerto, sin mayor apetito que rendir. El descanso se me a vuelto un  deseo vano y lejano del que tengo la cereza que llegara cuando arribe a mi existencia la muerte real, definitiva y liberadora. Esa que no anhelo que llegue pronto, pero que tampoco temo y que premiara mi existencia dolora con el dulce, definitivo y bien merecido olvido.
No creo en las religiones que predican la reencarnación. No puedo concebir a dioses creadores (Tan ojetes...) que se regocijen de ver el dolor humano repetido innumerables veces en infinitas existencias siempre iguales en lo esencial, vidas llenas del dolor, de apetitos materiales e inmateriales siempre insatisfechos, de dolorosas perdidas, de amores desangrantes, pasiones asfixiantes y de frustraciones punzantes; Y si deidades así existieran se merecen todo el desprecio de nuestro olvido. ¿Como concebir creadores que hicieron vida a imagen y semejanza de ellos solo para que sus hijos tuvieran vidas llenas de dolor, de sueños rotos y de múltiples muertes pequeñas? Pues cada persona  es en si mismo el panteón viviente donde yacen los cadáveres del niño, joven y adulto que fue y de las ruinas de todos los sueños, proyectos y ambiciones.
Así es que yo estoy aquí, muerto en vida, insepulto, como zombi. Pero tal vez, por que ayer fue Domingo de resurrección (21.04.19) e decido, discretamente, regresar...