miércoles, 14 de diciembre de 2011

La obscuridad.

Como un acuario.
02 Julio 2009.
Comentario en "BloG"

Obscuridad.

Cuando se hace de noche.
Cuando se hace de noche el sol declina su preeminencia para ceder el paso a la tranquilidad monocromática de la obscuridad. Mientras anochecía podía ver como la obscuridad se mudaba lentamente a la habitación para asentarse en ella y regentear el espacio, tal vez por siempre, o por lo menos hasta que el el sol no completara su revolución y surgiera, lenta, pero inevitable y metódicamente por el levante.

Esta obscuridad atrayente invita a cerrar los ojos, a bajar esas puertas que son los párpados, que nos permiten llenar nuestras cabezas de imágenes. Cerrar los ojos a la luz, que nos es otra cosa que abrirlos a la obscuridad, esa obscuridad intensa y luminosa que puebla, llena y recorre nuestro interior. Podríamos vernos muchas veces inquietados por esta obscuridad intensa, tan nuestra, y que es el motivo de que ejercitemos tan poco el arte y la disciplina de la introspección.
Vacío grande y profundo es el ser humano, desfiladero de pasiones y barril sin fondo, cuna de todas las obscuridades, noche de acciones y movimiento.
Cuando atraído por la obscuridad cierro los ojos y los abro hacia esa obscuridad interna puedo regocijarme a veces con la intensa luminosidad y fulgor de los sueños y con la obscuridad terrible de mis pesadillas, con el brillo de las ideas y de los proyectos mas caros y acariciados así como de la obscuridad terrible de los deseos.

Parece que la obscuridad es pues, un mundo en si mismo, que nos arrollaría, si no fuera sistemáticamente e irremisiblemente interrumpida por el esa cordura lucida que llamamos amanecer.

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