Como un acuario.
02 Julio 2009.
Comentario en "BloG"
Obscuridad.
Cuando se hace de noche.
Cuando se hace de noche el sol declina su preeminencia para ceder el paso a la tranquilidad monocromática de la obscuridad. Mientras anochecía podía ver como la obscuridad se mudaba lentamente a la habitación para asentarse en ella y regentear el espacio, tal vez por siempre, o por lo menos hasta que el el sol no completara su revolución y surgiera, lenta, pero inevitable y metódicamente por el levante.
Esta obscuridad atrayente invita a cerrar los ojos, a bajar esas puertas que son los párpados, que nos permiten llenar nuestras cabezas de imágenes. Cerrar los ojos a la luz, que nos es otra cosa que abrirlos a la obscuridad, esa obscuridad intensa y luminosa que puebla, llena y recorre nuestro interior. Podríamos vernos muchas veces inquietados por esta obscuridad intensa, tan nuestra, y que es el motivo de que ejercitemos tan poco el arte y la disciplina de la introspección.
Vacío grande y profundo es el ser humano, desfiladero de pasiones y barril sin fondo, cuna de todas las obscuridades, noche de acciones y movimiento.
Cuando atraído por la obscuridad cierro los ojos y los abro hacia esa obscuridad interna puedo regocijarme a veces con la intensa luminosidad y fulgor de los sueños y con la obscuridad terrible de mis pesadillas, con el brillo de las ideas y de los proyectos mas caros y acariciados así como de la obscuridad terrible de los deseos.
Parece que la obscuridad es pues, un mundo en si mismo, que nos arrollaría, si no fuera sistemáticamente e irremisiblemente interrumpida por el esa cordura lucida que llamamos amanecer.
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