sábado, 10 de marzo de 2012

Moebius....

Hoy es, como marca el indicador de las entradas del blog, 10 de marzo de este año del fin del mundo del 2012. Hace un rato, a las 7: 40 de la noche, mientras conducía al cine me entere, vía las noticias radiofónicas del IMER que el francés, Jean Giraud, también llamado Moebius, había muerto.

I.

"Jean Henri Gaston Giraud, Quien nació el 8 de Mayo de 1938 en Noget sur Marne, En las afueras de Paris, "murio esta mañana ( 10 De marzo 2012) tras una larga enfermedad" indico una amiga de la familia. "

La Jornada, Pagina 7a. Sección Cultura, Domingo 11 de Marzo.
Cito fuente, antes de que me acusen de Plagio como a Saltiel Alatriste.

II.

Domingo 11 de Marzo 2012.
Anécdota.

Voy a hablar de Moebius, o de Jean Giraud, como también se le conocía, como bien reza lo antes escrito, esta es una anécdota, no hablare acerca de alguna situación ocurrida intentando conseguir o leer alguno de su comics, no señor, tampoco narrare lo ya conocido, de que fue el autor de Arzac, Incal, Starwatcher, el fundador del prozine frances "Metal urlant" (Versión original de la revista Hevy metal.) o , como yo lo conocí originalmente, como el dibujante de las Historias escritas por Jean Michel Chalier, donde se narraban las desventuras y aventuras del terrateniente confederado Mike Steve Dolan, prófugo del sur por estar falsamente acusado de asesinato y reclutado por ejercito de la unión durante la guerra civil norteamericana, ejercito este, donde Dolan alcanzo el grado de teniente, de "Teniente Bluberry".
Tampoco me perderé, como uno de los diálogos mas interesantes de la película "Crimson tide" acerca de si el "Galactus" de Moebius era, o es, mejor que el de Jack Kirby, aunque eh de decir, en defensa de Moebius, que, despues de ver sus originales, me parece mejor su Galactus que el de Kirby, pero en esto, como en todo, en gustos se rompen géneros.

Pero, no me perderé. Ahora ahí va la anécdota...

Por ahí, de mil novecientos noventa y cinco, estaba metido, con gente cercana a mi, y algunos amigos y conocidos en el mundillo o sub mundo de hacer comic independiente o fanzine en Mexico. Eran los años después de la muerte de "Supermán", lo cual habia detonado un "boom" en lo que era el mercado del cómic nacional y comprar, vender o leer comics ya no se veía tan raro como antes, aunque, para honrar a la verdad yo me inicie en esto de las historietas con las ediciones Avestruz, Aguila y colibrí de editorial Novaro, con los Memines, "Zor y los imvensibles", "Capulinitas", la familia Burron y cosas similares.
Pues bien, en esas épocas acudían varios aspirantes a historietistas a una tertulias nocturnas en casa de Vic Hernandez. El creador, organizador y hombre orquesta alrededor del fanzine Caribu lú. No recuerdo la fecha exacta, pero alguien cercano a mi se acababa de ir a la Comicon de San Diego, entre cuyos atractivos estaba que precisamente uno de los invitados de siempre era Don Jean Giraud y otras personas famosas mas. Yo, falto de recursos, no me quedo mas remedio que darle a esa persona una modesta trading card que esperaba seria firmada por el famoso autor y esperar su regreso. Cual no seria mi sorpresa, cuando, una de las personas del Grupo de Victor me hablo a medio día de un jueves diciéndome que si no quería ir a un evento en el museo de las culturas en Coyoacan donde se inaguraria una muestra del trabajo de Moebius y cuyo único requisito es que yo llevara mi cámara reflex, pues según esto, gracias a su fanzine tendríamos identificaciones de prensa. Salí corriendo de la casa, con la susodicha cámara, a saber una reflex Canon AE 1 con un lente telefoto y el de 58 mm. buscando como loco, en las casa fotográficas cercanas a mi casa pelicula de 36 exposiciones ASA 400 o, por lo menos 200. Pues imaginaba yo que muy probablemente no habría mucha luz, y el evento en cuestión seria en la tarde y yo no quería perder para nada alguna secuencia, momento o instantáneas que permitiera inmortalizar el acto, también busque, frenético, algunos cómics que tenia y en que aparecían ciertos "pin ups" realizados por Moebius para ediciones norteamericanos de historietas japonesas o "Manga", para los puristas.
Aquello a lo que fuimos, que yo no tenia una idea muy clara de lo era, no era más que una muestra de originales del Sr. Jean Giraud que la enbajada de Francia había montado en el museo de las culturas populares en Coyoacan. Al llegar al lugar no vimos mucha gente y una banda del estado de Michoacan estaba terminando de tocar en el patio del museo, junto a ese inmenso árbol de la vida que remata el muro oriental del patio, mientras yo me preguntaba donde estaba el Sr. Moebius, o en su defecto quien era. No, no me miren raro. Si sabia, y muy bien, quien era Moebius, lo que no sabia es como era fisicamente. No, no soy raro, digo, uno le puede gustar la música de Stravinsky o de Stockhausen, Las peliculas de Kurosawa o Kosturica y no tener, ni de lejos la remota idea de como son (o eran) físicamente, si delgados o gordos , o de como era su timbre de voz o el color de sus cabellos. Así pues yo no tenia la idea de como era la montura física a la que correspondía la etiqueta "Moebius". Podría se cualquier persona, tal vez alguien con tentáculos, un ser de vapor o un chaman Cora o Pima del norte de México. Para mi sorpresa, cuando un equipo de audio anuncio que en la escalinata de acceso al museo iba a empezar el acto y se fueron diciendo, uno a uno el nombre de los presentes me di cuenta que la etiqueta "Moebius" no correspondía mucho a lo que veía, tal vez decir Jean Giraud sea mejor, si eso, a quien veía en ese momento era mas un "Jean Giraud", blanco, de edad madura, como de cincuenta años, delgado, con un pelo crespo o rizado de color blanco con una frente amplia, arrugara y con entradas. Vestía, como cualquier clase mediero occidental, con una chamarra Khaki, pantalones cómodos y una camisa a cuadros, todo de su medida, ni holgado ni justo, ningún rasgo raro, llamativo o extravagante que me pudieran llamar la atención hacia ese hombre que, cruzado de brazos y pacientemente escuchaba los discursos sucesivos de los oradores oficiales del acto. Caramba, ni sus lentes eran llamativos, eran unos normales de metal con marco dorado, uno esperaría que fueran rojos, gruesos, de pasta , a lo Groucho o extravagantes de alguna manera, pero nada. Nada, Nada de Nada. Me parecía muy disociada la noción "Jean Giraud", que tenia frente a mi, a unos metros, normal, de la idea "Moebius"
Dentro de los discursos de iuguración de la exposición, el cronista de Coyoacan no se canso en recordarnos que la pronunciación correcta del seudonimo de Jean Giraud era, segun el, "Meebvius", asi pues cada vez que citaba el nombre del señor frances, ponia un acento, exagerado, en pronunciar "Meebvius", quitando eso su discurso era interesante y fue, cuando por primera vez supe que Jean Giraud vivió durante algunas temporadas en el norte de Mexico.
Cuando le toco el turno de hablar al Sr. "Meebvius" descubrí que su vos era un poco mas ronca y aguda de lo que imaginaba, hablaba un buen español, pero con un acento, no muy marcado, pero lo suficiente para que cualquier persona en la calle lo identificara como francés, de habla lenta, y con muchas pausas dramaticas, hablo de los comic y de que México siempre le fascinaba, pues aqui lo mágico y fantástico eran cosa de todos los días. Caramba, si nos viera hoy día...Con nuestros ríos de sangre y cabezas rodantes. Pero en su voz no había nada especial, ninguna resonancia espectral, algún sesgo a voz de caverna o algún tono de divinidad.
Después de los discurso y de la visita de rigor, se organizo una firma de autógrafos en el jardín del museo, los organizadores vocearon por un altavoz que el "Maestro" solo firmaría UN ejemplar de lo que fuera que llevaramos y que no le quitaramos mucho de su, por supuesto, valioso tiempo, pues tenia una agenda apretada y compromisos que cumplir. Así pues, los ahí presentes hicimos una fila y mas de uno corrió a alguno de los puestos que mas de una tienda había montado para ver si sus saldos de Bluberrys, Arzachs o Starwatchers por fin salían de sus inventarios. Cuando llego mi turno puse sobre la mesa uno de los comics que llevaba con la esperanza de que los firmara. Era un Pin Up de "Tetzuo Shima" que aparecía en el numero final de la edición norteamericana de "Akira" de Katzuhiro Otomo que, si mal no recuerdo editaba la desaparecida Firma Epic. El Sr. Giraud sonrio un momento y me dijo: Otomo, te gusta Otomo. Si, conteste y aunque el monigote de seguridad que estaba a lodo del Sr. Giraud y que vigilaba que todo saliera como lo habían voceado antes de empezar la firma de autógrafos me estaba fusilando con la mirada me anime a sacar otra historieta y pedirme que me la firmara. Esta vez era otro Pin up, pero de la edición norteamericana de "Nausicaa del valle del viento" de Hayao Miyazaki editada por Viz. El Sr. Giraud se las quedo viendo como si fueran trabajo de alguien más, o al menos así me parecio. Te gusta Otomo y Miyazaki. ¿Verdad? Me comento. Si le conteste, aunque en este país son casi desconocidos (En aquel momento). Intercambiamos un par de frasces que hubieran sido mas si no es que el hombre de seguridad me dio un empujón y me conmino, no muy cortésmente a "dejar de molestar e interrumpir al maestro" y a moverme para que el Sr. Jean Giraud siguiera con el ritual fordiano de firmar Arzacs como si fuera linea de producción. Al menos, al retirarme le pude estrechar la mano, que, como el resto de el, no era nada particularmente fuera de este mundo.

Y pues bien así es, eso es todo, y esa es mi anécdota, No alcance la iluminación, ni vi visiones, ni tuve una epifanía ni nada similar. Solo conoci a Moebius, intercambie con el unas cuantas palabras y recibí, como regalo, su firma en unos cómics que de por si ya atesoraba. Algunos años después conocí en persona, gracias a esas identificaciones de prensa que conseguíamos por ser Fanzineros a Will Eisner, Fontanarrosa y a Stan Lee. A los cuales también les pude robar una firma y que tal vez sean de las pocas cosas que prueban y probaran mi paso por esta tierra.

Me pregunto donde esta Moebius en este momento. ¿En sueños?¿En mundos fantasticos? Puede que sea así y que el este vagando por los mundos que creo, y que aquel que murió, después de una penosa y larga enfermedad fuera tan solo aquel francés de manos delgadas con el que intercambien un par de palabras y que se llamo en vida Jean Giraud.

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