jueves, 24 de marzo de 2011

Mala influenza...

28 Abril 2009
Nubes rojas
(Epidemia de influenza porcina, "Apocalipsis now...")

Cartas.

Nunca e escrito una carta completa.

Mil veces e empezado una, pero nunca la eh terminado. Me consume el miedo del futuro nunca visto donde el remitente la vea y la tire, la abandone, piense que el que escribe a perdido el seso, la cordura, la compostura o que a pasado a engrosar las filas de la idiotez abyecta. Me horroriza pensar en que el texto, compuesto con tanto trabajo y diplomacia, midiendo la neutralidad de lo términos y las palabras nunca sea abierta, que sea rota o archivada, que pase a ser parte de la dimensión desconocida o que engrosé el universo de objetos olvidados, que, según se sabe crece a un ritmo constante y progresivo de creciente entropía.
No me compensan los sucedáneos electrónicos, las paginas personales, redes sociales, los chats. No, su formato standar, con la foto tomada por mano propia por medio de una web cam o cualquier otro artilugio digital, con la cara sonriente; No me compensan. Me da pena ver como estos medio acercan a los individuos a su absoluta soledad, mientras busco como desesperado el contacto con la realidad de los demás.

Pienso en esta influenza que se ha abatido por la ciudad ya atacada por la epidemia de la unicidad de las personas, de la falta de contacto, de la ausencia de besos; Robados por los tapabocas azules.Color este, que recuerda al sentimiento triste del Jazz. "Cuando te encuentres triste y abatido, desesperado, estarás en el mood del blues" Recuerdo. Y veo como el azul poli-multiplicado de los tapabocas me pone en ese estado. Será por eso que me he rehusado a usarlos. Mala influencia es esta influenza epidemica que nos priva del roce humano presente en una sonrisa telegráfica, que nos impide reunirnos y no hace mas que hacer mas palpable nuestra soledad como individuos.

Tal vez sea el momento de escribir cartas, para que estas, con su carga física mitiguen la imposibilidad temporal del contacto y que disminuyan un poco la epidemia de miedo desatada por nuestra repentina noción de infecciosa mortalidad.

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