viernes, 10 de diciembre de 2010

Fish!!

Nubes rojas.
Lunes 19 Enero 2008
Correo electrónico.

Palabras. Fish!!:

Volteó hacia el cielo, en el mismo momento en que se preguntaba como se había metido en tantos problemas. ¿Cómo? Sacudió la cabeza mientras se arreglaba la bufanda azul y decidió apretar el paso mientras ojeaba a ese pequeño tirano con manecillas que es el reloj. Se hace tarde, pensó y empezó a remontar la corriente de transeúntes que compartían el mismo rumbo y que formaban un flujo constante, casi una marea. Volvió a pensar en el cielo, plomizo pero despejado, libre de esos manchones que son las nubes mientras la corriente humana llegaba hacia el en oleadas cada vez mas altas, de próxima marea.
Reviso nuevamente el reloj mientras apretaba el paso, se pregunto como era posible que hubiera sido tan tonto de aceptar tantos pesos y responsabilidades, tantos objetivos y tantas ambiciones, tantas, que en este mismo momento se diría que le pesaban, como su sombra que en este momento empezaba a agobiarle y le lastraba mientras arañaba con su obscuridad sobria las baldosas de la banqueta. ¿Cómo había sido tan tonto para dejarse engatusar , haber caído en la trampa y haber mordido el anzuelo? Se sentía desesperado, apunto de explotar, arrastrado y para colmo tarde. Tantas cosas le llenaban la cabeza, el trabajo, las responsabilidades, los objetivos, las exigencias, el hacer, el tu debes, todo y para colmo tarde. ¿Y si fracasaba?
Como si nada pasara, empezó a sentirse raro, mientras caminaba le atosigaba una sensación molesta, como sí su sombra empezara a volverse ligera, como si esta se fuera despegando del suelo, o como si se estuviera desgastando contra esa lija o esmeril cualquiera, llama suelo. Sacudió la cabeza para intentar librarse de esta idea mientras apretaba el paso y el rumor creciente de una ola rugía súbitamente a sus espaldas. Mientras alzaba la vista al cielo alcanzo a ver como la inmensa ola de su sombra se alzo desde sus pies y a sus espaldas para romper con estruendo inaudible sobre su ser.
Pudo sentir como si le faltase el aire. Sofocado, era consciente de como de su cuerpo brotaba esa humedad fría y salada que uno asocia al miedo y como esta ajena pero muy propia agua de mar lejano e imposible le mojaba la camisa, el abrigo, la azul bufanda y el periódico que sostenía mientras seguía apretando el paso para no llegar tarde, intentando escapar de la marea negra de su sombra que le inundaba los pulmones. Sintió como la opresión y sentimiento de asfixia continuaban, hasta transformarse en un pánico helado que le recorría el cuerpo mientras sus ropas se empapaban mas y mas de ese sudor obscuro y salado que súbitamente había tomado por asalto su cuerpo. No podía respirar;Aterrorizado intento gritar, pero el anzuelo que tenia atorado en la garganta se lo impedía mientras súbitamente se desplomaba en la banqueta.
Boqueando, con los ojos dilatados se fue convulsionando sobre el suelo, con movimientos violentos, de ahogado, su mar interno, ahora fluido, formaba un charco de humedad lejana bajo su cuerpo. La marea humana se arremolino en su flujo mientras el yacía en suelo, como el agua que se encuentra con una roca a mitad del río o la marea que se encuentra con un escollo en la playa, esta marea se volvió rumorosa en voces mientras observaban el espectáculo del ser que se revolvía y boqueaba desesperado con cada vez menor intensidad.
Mientras abría y cerraba la boca con ansia decreciente, podía sentir el frío corte del terror en su garganta y sus ojos dilatados pasaban de ser limpiamente transparentes a tornarse vidriosos, se preguntaba en su paranoia, como había sido posible que el sucumbiera y quedara ahí, inmóvil por el peso de ser arrollado por aquella inmensa ola de su sombra, como podría acabar todo aquí; Abatido por las olas de su problemas.¿Como podría ser cierto esto? El fenecer acabado por su eterna compañera de existencia.
Lo último que sintió antes de ahogarse y ser arrastrado por la corriente, fue como unas pocas gotas frías y saladas le surcaban la espalda y recorrían el cuerpo suave, liso y escamoso, que lentamente se tornaba frío y se integraban al pequeño mar que se había formado bajo su cuerpo después de haber sido arrollado por la ola de su sombra y el peso de su gris existencia y que en lenta resaca regresaban lentas y rumorosas hacia el mar, siempre al mar.

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