viernes, 1 de marzo de 2013

Envase.

Comentario en "blog".
27 de febrero del 2013

Sarcofágo:

I.
Existen envases. De todas las formas y colores, de todo tipo de
materiales, de formas sencillas y complejas. Los hay utilitarios, como
las cajas, guacales, botellas, latas, guajes, calabazas y otros, de
función preciosa, que atesoran las cosas que a nadie mas que a
nosotros importan, como el envase de la memoria, ese, que habita, no
se sabe bien donde, en algún lugar bien escondido de la cabeza, dentro
de ese envase de hueso llamado cráneo, el cual contiene, para nuestra
sorpresa, no un aluvión de ideas, palabras, imagines, ideas y polvosos
recuerdos, no señor, no. Dentro del envase craneal habita una masa
gelatinosa llena de neuronas, dividido en lóbulo izquierdo y derecho
unidos estos por la sinapsis del cuerpo calloso y que recibe el nombre
de cerebro o seso. Creo, que este envase craneal debe de tener
espacios ocultos, donde se esconda todo lo antes nombrado, lo
intangible que nos llena la cabeza, y que, por alguna razón, en
ninguna autopsia o disección se a encontrado, los almacenes esos,
inmensos y ocultos donde se guardan las cosas que forman nuestro ser.
Existen envases otros, como esos, móviles y autónomos, bípedos, de
proporciones varias y sexos diversos aunque estos últimos solo sean
dos, que sucumben lentamente ante los pesos de lo intangible, de eso
que se llama ser, alma, intelecto, forma y recuerdo, cosas todas ellas
difíciles de ver a simple vista pero de las que estamos seguros de su
existencia y que existen atrapadas, todas, en este envase de carne y
hueso que sucumbe ante las inclemencias de este intangible atributo
del cosmos que llamamos tiempo. Esperara este envase paciente,
llenandose milagrosamente esperando el momento de ser consumido por
esa voraz liberadora que llamamos muerte y que dejara, por fin, vacío
este envase, ya pesado que llamamos cuerpo y que, como cualquier cosa
usada, será desechada, enterrada, ocultada.

II.

Hace  tiempo, mucho, antes que nosotros, los hombres mas primeros
comprendieron que nuestro cuerpo  es envase, si, eso, envase, solo
eso, que no es mas que un amasijo de carnes, huesos, cartílago,
nervios y neuronas, inundado de esa agua saturada de hierro que
llamamos sangre. Así es, solo eso somos, envase. Contenedor que solo
esta vivo a partir de que algo, espíritu, alma o ser decide habitar el
envase, antes vacio, del cuerpo y llenarlo de vida. Vida esta que
puede existir, ligada o no  al cuerpo, pero, que en la mayoría de las
veces, prefiere vivir unida a ese contenedor de carne con brazos, pies
y ojos. Tal vez por eso los egipcios cuidaban tanto de cuerpo, primero
en vida y luego en vida después de la muerte. Al preparar los cuerpos
vacíos de alma para que esta, si quisiera y le apeteciere pudiera
vivir nuevamente, si quisiera  probar nuevamente este dolor rico y
frustraste que llamamos existencia, en un cuerpo preservado y
embalsamado al que llamaremos envase, de lujo,  y que otra gente, mas
sencilla y rústica, le dirá simplemente: momia.

III.


Veo que tienes, entre tus cosas un objeto curioso. Un envase. De
formas particulares. Hecho de lamina y litografiado en colores que
remedan el lustre inmortal del oro. Me pregunto si te será valioso.
Esta caja para lápices con forma de sarcófago egipcio. Me pregunto:
¿Que contendrá? Tinta seca, petrificada, recuerdo de otras eras?¿La
momia de una goma, el cadáver de una pluma?¿Esas momias, recuerdo de
los arboles de pino y abedul y de los helechos del cretáceo
convertidos en grafito, unidos en esa embalsamadura que llamamos
lápices? Tal vez contenga esto, tal vez no. Tal vez solo contendrá tus
recuerdos, bellamente preservados. Como me gustaría ver lo que
contiene esa caja lapicera con forma de sarcófago. Me pregunto si el
contenido de este bello envase estará envuelto en vendas de lino...

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