miércoles, 15 de agosto de 2012

Comentario en "Blog".
15 de agosto del 2012

I.

Cómeme...

Parece que dijera así: Cómeme:¡Te lo ruego!
Pero tu me ignoras, sabiendo que soy todo tuyo, mientras compartes, indiferente, mis apetitos. Los fugaces y los perpetuos, los nutritivos y los destructivos. Los apetitos carnales y de poder, el hambre de triunfo y deseo, de trabajo y de logros, de existir y descansar.
Me acompañas, cuando los apetitos de los proyectos menguan y me esperas hasta que regresan y son atendidos con  esa hambre de conclusión ansias devoradoras que llamamos perseverancia. Me eres paciente, aun cuando regreso a esos viejos amantes que son los libros, los trabajos, los eres y haberes, que son comidos, recalentados, con la fruición del que prueba y disfruta un bocado a la vez.
Me guías, por esos apetitos de pasiones que me consumen, con hambre voraz. Se que me acompañaras toda mi existencia, esa,  de la cual, lenta y pacientemente te vas alimentando, a tu paso, que es el de tortuga hiperquinetica, no tienes prisa, mientras pruebas mi carne y paladeas mi sangre. Se que un día, tal vez cercano o lejano terminaras de saciarte de mi, abras hecho tu trabajo y me dejaras, marchito, como el centro mordisqueado de una manzana, tirada, abandonada en un páramo y seca por el sol. En ese momento, mis apetitos se abran visto saciados ya, pues quedado consumido por ellos, totalmente, por ti sabré que te he sido un buen alimento, del cual haz quedado harta: Vida.

II.

Sandia.

A toda Santo le llega el festejo de su día: Sandia. 

De carne roja, naranja y amarilla, cuando te muerdo lloras: Sangria. 

De sonrisa verde, encía blanca, cara roja y pecas que son pepitas de alegría: Sandia.

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